De regreso a clases… ¿y el empresario?

Desde el kínder hasta la primaria, secundaria, preparatoria y, finalmente, la universidad, los padres impulsan a sus hijos a seguir aprendiendo. ¿La razón? Prepararlos para la vida que les espera. No creo que (eso espero) lo hagan solo para tenerlos ocupados unas horas al día. Lo hacen con la intención genuina de que crezcan, desarrollen habilidades y enfrenten mejor el futuro.

¿Y los empresarios?

Aquí es donde me surge la reflexión: ¿Cuándo es necesario dejar de prepararse?

El mundo actual es mucho más complejo que aquel en el que muchos de los empresarios y directores de hoy fueron formados. Sin embargo, en ocasiones caemos en la trampa de creer que la experiencia es suficiente.

Pero, ¿qué pasa con los problemas que nunca hemos vivido? Esos no se resuelven con experiencia. Se resuelven con un proceso constante de "regresar a clases".

Aprender no es opcional

Formarse nuevamente no significa volver al pupitre, sino mantener vivo el pensamiento crítico, fortalecer la mente y adquirir nuevas herramientas para enfrentar lo que viene. ¿No es eso lo que esperamos que nuestros hijos desarrollen en la escuela cada día?

Entonces, vuelvo a preguntar: ¿Cuándo es necesario dejar de prepararse?

Quitémonos la trampa de la comodidad, la trampa de la experiencia y la trampa del "no tengo tiempo". La empresa —como un hijo— necesita de tu formación y de la de quienes forman parte de ella para construir un futuro sostenible.